Monday, October 19, 2015

capitulo 6

Peter esperó ver de nuevo aquella llama en sus ojos, pero no volvió a asomar. En su lugar, ella inclinó la cabeza lentamente antes de hacer un último y desesperado intento.
—Sabía que dirías eso. Incluso entiendo tu postura. Pero ¿de veras no puedes esperar unas semanas? Tiene que haber otras empresas ahí fuera que te reporten beneficios igualmente. ¿No puedes darle a mi padre unas semanas, quizá un mes, para ver si puede hacer algo para salvar su negocio? Si no puede, lo único que habrás perdido es un poco de tiempo —hizo una pausa y lo miró directamente a los ojos, enarcando las cejas—. A menos que haya alguna razón personal por la que no quieras ayudarme a mí o a mi familia.
Puso el énfasis necesario en aquel comentario para que se diera cuenta de que recordaba aquella noche de veinte años atrás tan bien como él, aunque dudaba de que su reacción se pareciera a la suya. El sintió una espiral de vergüenza y bochorno formándose en su interior y trató de contenerla, evitando que los recuerdos lo invadieran.
Lali no había cambiado nada desde la última que la había visto, con la única excepción de que la guapa muchacha se había convertido en una atractiva mujer. Pero por lo demás, era exactamente la misma. Todavía confiaba en sus artimañas femeninas y en la riqueza y la reputación de su familia para conseguir todo aquello que deseaba.
Suministros para Restaurantes Esposito debía de andar en serios problemas para verse obligada a ayudar a su padre, en lugar de que fuera papá el que estuviera resolviendo sus problemas. Era evidente que esperaba que Peter viera la situación desde su perspectiva, y se había esmerado en mostrarse atractiva para conseguir lo que quería.
Por desgracia para ella, Peter no era un hombre que se dejara llevar por la nariz ni por cualquier otra parte de su anatomía.
—Ya te lo he dicho —dijo él con frialdad—. Sienta lo que sienta por tu familia, no dejaré que eso interfiera en una decisión empresarial.
—Bien —dijo ella, y se puso de pie, tomando el bolso del otro sillón—. Creo que estoy perdiendo mi tiempo y el tuyo. Gracias por recibirme. Ahora, puedes volver a tu trabajo.
Mientras se marchaba, observó la rigidez de sus hombros y el movimiento de sus caderas, sintiendo el incontrolable deseo de llamarla.
¿Por qué iba a querer que se quedara unos minutos más con él cuando su deseo más oculto era no volver a poner los ojos en ella de nuevo?
Su mente era un caos, luchando por controlar los sentimientos contradictorios que se estaban formando en su interior. A la vez, se odiaba por encontrarla aún más atractiva que antes. Era como si tuviera varias personalidades: una parte de él quería ayudarla, pero otra, buscaba castigarla.
—Espera —dijo justo cuando ella tomaba el picaporte de la puerta.
Lentamente, a regañadientes, Lali se giró.

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