Thursday, October 1, 2015

capitulo 77

Cuando abrió la puerta, Peter la encontró lívida con los ojos rojos de llorar durante horas. Su obvia tristeza lo dejó anonadado y con ganas de arrodillarse ante ella allí mismo y suplicarle perdón.
—¿Estás bien? Sé qué has visto los documentos del acuerdo que firmé con tu padre y sé que anímicamente no estás bien, pero quiero saber si físicamente el bebé y tú estáis bien.
—Los dos estamos bien, pero no voy a volver contigo —contestó Lali—, Me voy. Voy a pedir el divorcio. Me llevo al niño. No quiero volver a verte. Ni a ti ni a mi padre.
—Por favor, no me hagas eso —imploró Peter—. Por favor, escúchame —añadió agarrándola de la muñeca y cerrando la puerta a sus espaldas—. Sé que ahora mismo me odias, y tienes todo el derecho del mundo. Yo también me odio a mí mismo por lo que te estoy haciendo pasar, pero me gustaría que me dieras la oportunidad de explicártelo todo. Por favor.
Lali se cruzó de brazos con lágrimas en los ojos.
—Nada de lo que digas podrá arreglar lo que habéis hecho mi padre y tú.
—Tienes toda la razón. No te puedes imaginar cuánto lo siento, pero créeme si te digo que no me importa en absoluto el rancho de tu padre. Tu padre me hizo esa propuesta porque estaba preocupado por sus tierras ya que no sabía si te ibas a querer hacer te cargo de ellas cuando él muriera. Y yo la acepté porque... porque te quiero.
Lali estalló en carcajadas y puso los ojos en blanco.
—Sí, claro, ¿me tengo que creer que el hombre que me acusó de engañarlo con su propio hermano y que luego no me quería tocar una vez casados está enamorado de mí?
—¿Serviría de algo que te dijera que soy un idiota?
—No, eso ya lo sé.
Aquello hizo sonreír a Peter.
—Siéntate un momento, por favor —le pidió a continuación.
Lali dudó un momento, pero acabó aceptando la silla que Peter le ofrecía y Peter se colocó delante de ella y se arrodilló mirándola a los ojos.
—Soy un idiota por muchas razones, pero la más grande de todas es que he dejado que la traición de Suzanne me hiciera creer que jamás sería capaz de volver a confiar en una mujer, lo que es una tontería. En ti puedo confiar perfectamente. En lo más profundo de mí, lo sabía aunque no quisiera admitirlo. No creía que fuera a ser capaz de aguantar de nuevo el dolor y la humillación de que otra mujer me engañara. Por eso no quería casarme —le explicó Peter acariciándole la mano—. Durante muchos


años intenté no sentir nada, pero, de repente, me di cuenta de que te deseaba y de que por ti sentía un montón de cosas. Aquello me asustó y por eso acepté la oferta de tu padre. No fue porque me interesara el rancho sino porque quería estar contigo y no sabía cómo hacerlo. La oferta de tu padre fue la excusa perfecta para casarme contigo sin tener que admitir que sentía algo por ti. Y, luego, cuando me dijiste que estabas embarazada...
Le acarició la tripa.
—Dios mío, entonces me sentí el hombre más feliz del mundo, pero también sentí pánico, lo reconozco. Sin embargo, me dije que criar un hijo tiene que ser lo más maravilloso del mundo y que tenía que intentarlo —continuó—. Por favor, cariño, no te enfades con tu padre. Lo ha hecho con toda su buena intención aunque no haya acertado y, por favor, tampoco me odies a mí. Yo te quiero mucho y, si me dejas, no sé qué haría. Sé que no te merezco y que no tengo derecho a pedírtelo, pero, por favor, dame una segunda oportunidad. Vuelve a casa conmigo y deja que te demuestre que te estoy diciendo la verdad. Estoy dispuesto a quemar ese maldito documento y a hacer lo mismo con la copia de tu padre. Además, le he dicho a Suzanne que, como vuelva a aparecer por casa, la hago encarcelar, así que no la volveremos a ver.
—Me has hecho sufrir mucho, Peter —contestó Lali al cabo de unos segundos—. Me has hecho mucho daño —añadió mordiéndose el labio inferior.
Peter la abrazó con fuerza.
—Ya lo sé, cariño, y te pido perdón. Nada más lejos de mi intención. Yo nunca hubiera querido hacerte daño.
Lali sollozó sobre su hombro y Peter la abrazó todavía más fuerte.
—Por favor, Lali, no me dejes. Quédate conmigo y sé mi esposa, mi amante y la madre de mis hijos, ayúdame con el rancho y demuéstrale a todos los habitantes de Gabriel's Crossing que una vez cometí el error de casarme con la mujer equivocada, pero que ahora he acertado y me he casado con la única mujer a la que he amado en mi vida.
—¿De verdad me quieres? —le preguntó Lali apartándose levemente.
—Más que a mi propia vida —contestó Peter.
—¿Te habrías casado conmigo aunque mi padre no te hubiera hecho esa ridícula oferta y aunque no hubiera estado embarazada?
—Sí, probablemente me habría llevado un tiempo darme cuenta de que era lo que quería, lo reconozco.
Lali sonrió levemente.
—Yo llevo enamorada de ti desde que soy pequeña y nunca has dado muestras de sentir algo parecido por mí.
Peter se apartó sorprendido por lo que Lali acababa de decir.
—¿Has dicho que siempre has estado enamorada de mí? Lali asintió y le acarició el pelo.

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